Ayer
estuvimos en el juicio de las feminazis de Femen.
Se
las juzgaba por boicotear una manifestación legal. Esto es, por conculcar un
derecho fundamental.
La
manifestación era para cambiar la legislación. Pocas cosas pueden ser más
democráticas que participar en la elaboración de leyes y hacerlo en una
manifestación pacífica autorizada por la autoridad competente.
Pretendían
ser las defensoras de los derechos humanos cuando habían vulnerado varios de
esos derechos a miles de personas.
En
el colmo del descaro intentaron hacerse pasar por víctimas cuando fueron las
agresoras.
Nada
nuevo en la forma de actuar y de vender su mercancía de esta gentuza.
Hay
que hacer frente a estas dictadorzuelas totalitarias. Nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros hijos. Han de saber
que nos tendrán enfrente evitando la impunidad de la que vienen gozando.
-o-o-o-o-
Las activistas de Femen, tras su primer juicio en España: “Es una persecución ideológica y política”
Las activistas de Femen, ante su primer juicio. Vídeo: EFE | Fotos: JAVIER BARBANCHO
Entraron
y salieron igual. Convencidas de su versión, con sus coronas de flores en la
cabeza y con el mismo discurso: ” Sabemos cuál fue nuestra acción. Sabemos cuál
es nuestro movimiento, que habla de cambio desde el pacifismo. El recorrido a
nivel internacional así lo avala y por mucho que se empeñen en dar una imagen de
Femen que no es, el movimiento es pacífico y trata de hacer pensar a la gente.
Por eso este juicio es en gran medida ideológico y político. Una persecución que
no se lleva a cabo sólo con Femen sino contra otros grupos feministas”. Así se
pronunció Lara Alcázar, líder del movimiento, y corroboraron a su lado las otras
cuatro integrantes del grupo a la salida del juzgado nº 19 de Madrid, a donde
acudieron a declarar este martes como acusadas, en el primer juicio contra Femen
en España, que ha quedado visto para sentencia.
A
las cinco activistas se las juzga por irrumpir semidesnudas en una marcha
antiabortista el 17 de noviembre de 2013. La Fiscalía las acusa de los delitos
de desórdenes públicos y resistencia a la autoridad y solicita una pena de nueve
meses de prisión para cada una de ellas y una multa de 1.800 euros. Además,
durante la vista ha añadido un delito contra los derechos y deberes
fundamentales por el que pide una multa adicional de 10 meses con una cuota
diaria de seis euros.
Más
lejos va la Asociación Enraizados en Cristo y en la Sociedad, que ejerce
laacusación particular, que a lo anterior añade también el delito de
exhibicionismo y pide hasta 6,5 años de cárcel. Por su parte, la defensa
solicita la libre absolución de las acusadas.
“Venimos
al juicio con la cabeza muy alta, muy orgullosas de haber realizado esa acción
pacífica que se limitó a hacer uso de nuestro cuerpo en un espacio público”,
aseguró Alcázar a las puertas del juzgado. “Estamos tranquilas porque creemos en
lo que hicimos. Defendemos los derechos de las mujeres y la despenalización del
aborto. Lo volveríamos a hacer”, han comentado. Confían en salir absueltas y
destacaron, ante los carteles de ‘Stop Feminazis’ que dos miembros de Pro
Justicia colocaron tras ellas, que son “pacíficas” y defienden “la libertad de
expresión de todos”.
“Llegamos
y nos con la misma reivindicación: no se puede tolerar que se pidan años de
prisión para cinco activistas pacíficas y feministas que lo único que han hecho
es lanzar sus consignas en un espacio público”, concluyó Lara.
Por
su parte, José Castro Velarde, portavoz de Enraizados en Cristo y en la
Sociedad, que ejerce la acusación particular, declaró que “las acusadas actuaron
de forma violenta para impedir una manifestación de familias con niños. Se
dedican a boicotear actos de personas pacíficas, no a ayudar a ningún colectivo
desfavorecido”. Y añadió que los seis años y medio que piden “son justos porque
es un colectivo minoritario que ejerce la violencia e impide el derecho de otros
a la libre manifestación”.
Tres horas de versiones
Ambas
posturas son las que mantuvieron las partes dentro de la sala. Las acusadas sólo
respondieron a las preguntas de su letrado y no hicieron uso de su derecho a la
última palabra, salvo una de ellas para dejar claro que habían sido “pacíficas”.
“Fue una acción pacífica y no violenta en favor del aborto. Sólo queríamos
mostrar, en un momento de debate social, las dos caras sobre el tema. Pero se
abalanzaron hacia nosotras, nos zarandearon, nos rociaron con pintura roja. Fue
muy caótico”, dijeron ante la juez, con palabras similares Lara, Carlota,
Begoña, Carmen y Margarita, las cinco acusadas. “Nuestras acciones son breves,
simbólicas, pacíficas y para hacer el menor daño posible al entorno”,
insistieron.
Durante
las más de tres horas de sesión pasaron testigos que habían estado en la
manifestación y que declararon que la actitud de las miembros de Femen fue
“violenta”. Así lo consideró María Blanca, que acudió a la marcha con sus tres
hijos y declaró que “aparecieron unas señoritas de negro que se quedaron con los
pechos al aire y se pusieron a gritar. Hacían gestos muy violentos. Algunos
miembros de la manifestación intentaron taparlas para que los niños no las
vieran, pero los míos han quedado marcados y traumatizados por este hecho”.
Coincidieron con este discurso los otros testigos, que explicaron que las Femen
“embistieron la cabecera de la manifestación”, “profirieron insultos” -aunque no
han recordado qué dijeron más allá de un “joderos” y eslóganes como “nosotras
parimos, nosotras decidimos”- y que “había niños pequeños que se asustaron mucho
y empezaron a llorar”.
También
declararon tres de los policías que redujeron a las activistas. Estuvieron de
acuerdo en señalar que “las acusadas no colaboraron con las autoridades y
ejercieron una resistencia activa a ser desalojadas”.
En
sus conclusiones finales, la representante del ministerio Fiscal alegó que “es
obligatorio para todos someternos a las leyes. Estas señoras vulneraron el
derecho fundamental de reunión y manifestación y en la protesta política no todo
vale. Su actitud no puede considerarse pacífica y deben ser condenadas”
Polonia
Castellanos, abogada de la acusación, reiteró que “si queremos convivir en un
espacio de tolerancia y en un espacio democrático, es necesario que respetemos
los derechos de los demás. El respeto, la tolerancia, el no todo vale. Por eso
es necesario que este tipo de conductas sean sancionadas”.
Endika
Zulueta, abogado defensor, desestimó uno por uno, con argumentos jurídicos,
todos los delitos que imputan a sus clientes. Y fue especialmente duro con el de
exhibicionismo. “Considerar obsceno, en el siglo XXI, que una mujer tenga el
pecho al aire es inquisitorial. Podría ser reprobable en todo caso, pero no
punible. Si no, no se podría hacer top less en la playa”. Por eso, el letrado
confía en que la sentencia “sea absolutoria”, porque “Femen utiliza su cuerpo
como signo de reivindicación y esto tiene que ser admitido en un estado de
Derecho. El considerar que un hecho como éste es un delito de obscenidad nos
lleva a la Inquisición. Es vergonzoso y estoy convencido de que los tribunales
nos van a dar la razón, porque es lo único que se ajusta al derecho”, manifestó
tras la vista.
¿Qué ocurrió aquel día?
Los
hechos se remontan a noviembre de hace tres años, cuando las acusadas
irrumpieron con el pecho descubierto en una manifestación antiabortista,
organizada por el colectivo Derecho a Vivir, que recorría las calles del centro
de Madrid. Se pusieron delante de los manifestantes provida para exhibir y
gritar lemas como “Mis normas, mi cuerpo” o “Libertad para abortar”. Muchos de
los participantes en la marcha se enfrentaron a ellas, las rociaron con un
aerosol rojo y les gritaron “abortistas terroristas”. La policía las detuvo y el
juez las dejó en
libertad, pero les imputó delitos de desórdenes público, resistencia a la
autoridad y exhibicionismo.
La
manifestación y el acto de protesta por esa marcha tuvo lugar un mes antes de
que el Gobierno aprobara el anteproyecto de la ley del aborto propuesta
por Alberto Ruíz Gallardón, la más restrictiva de la democracia y que al final
no salió adelante.
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