El suplicio de los padres
divorciados.
Embargo y desahucio de local de
trabajo.
24 de junio de
2015
Tras la correspondiente demanda basada en
falsedades al padre le embargan y desahucian del local donde trabaja.
La exesposa no trabaja ni tiene intención de
hacerlo pues su idea del matrimonio es conseguir un esclavo que la mantenga. Lo
que ha reconocido en varias ocasiones incluso en el propio juzgado. El divorcio
instado por ella no le supone perder la fuente de sus ingresos. Su exmarido
sigue siendo su esclavo con la ayuda de la inícua ley y de los inícuos
jueces.
Es la continuación del interminable proceso
judicial de divorcio con los consabidos:
- impedimento de contacto con
los hijos.
- denuncias
falsas.
- paso por calabozo e incluso prisión
preventiva.
- pérdida de confianza en la Justicia en
particular y en la Administración en general.
- pérdida de
salud.
- pérdida de
empleo.
- ruina económica.
Las denuncias falsas de la exesposa no le
han supuesto sanción alguna. Ni penal ni administrativa ni económica. De hecho,
sigue publicitándose como mujer maltratada pese a que la justicia ha dictaminado
lo contrario. En el presente vídeo se puede apreciar lo “maltratada” que
es.
Los hijos han sido alienados y hace más de
trece años que no tienen trato con su padre.
La exesposa argumenta en el juzgado que ha
de mantener a sus hijos y para ello no duda en impedir que el padre pueda
trabajar y generar dinero.
Las constantes denuncias falsas y sus
correspondientes procedimientos judiciales distraen mucho tiempo y dinero al
denunciado en falso además de impedir tener la cabeza en su sitio. Las injustas
resoluciones judiciales han conllevado embargos a favor de la exesposa por una
injusta deuda que no deja de crecer gracias al injusto sistema
judicial.
Este embargo, subasta y desahucio se han
tramitado sin el conocimiento del afectado a quien su abogada y su procurador le
han tenido ignorante. Lo que no ha impedido que cobren sus
honorarios.
La exesposa ha vendido el local incluso
antes del desahucio. Sigue sin trabajar.
El beneficio del menor es el argumento que
usan los jueces de familia para dejar a los hijos huérfanos y en la ruina
económica.
El beneficio de la mujer es en realidad el
único bien jurídico que se protege y los hijos son sólo el instrumento para
extorsionar al padre.
Cuestión aparte son las excepciones que
confirman la regla.
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