El disparate feminazi no conoce límites.
La ciencia apartada en beneficio de la ideología, el feminazismo, y de los miles de estómagos agradecidos que viven de propagar las mentiras feminazis.
Tendrán su Nuremberg y su Spandau.
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La Ley de Ciencia de Sánchez obliga a investigadores y universidades a hacer estudios sobre el machismo
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